lunes, 5 de julio de 2021



Los testimonios de los ex conscriptos que realizaron el Servicio Militar Obligatorio en el Batallón de Aviación 601 del Ejército son fundamentales para recopilar la información necesaria para juzgar y condenar a los 5 imputados que tiene esta causa. Raúl Escobar Fernández observó envases de la droga Ketalar en uno de los extremos de la pista de Campo de Mayo. Eduardo Maidana vio como llevaban a ese lugar a las personas secuestradas. (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*) 


✍️ Redacción: Diego Adur

💻 Edición: Fernando Tebele

✍️ Textuales: Valentina Maccarone/Noelia Laudisi De Sa/Agustina Sandoval Lerner

📷 Foto de portada: Captura Transmisión La Retaguardia



Los testimonios de Eduardo Maidana y de Raúl Escobar Fernández, dos excolimbas que realizaron el Servicio Militar Obligatorio cumpliendo funciones en Campo de Mayo, arrojaron datos reveladores para el juicio También regresó, virtualmente, el testigo Félix Martín Obeso, quien declaró en la audiencia anterior. Aportó fotos de aquellos tiempos en el Batallón, que logró recuperar de sus redes sociales. Obeso era fotógrafo e integró la Compañía de Comandos. En la sala de audiencias virtual, se exhibieron fotos que había tomado de los distintos aviones pertenecientes al Batallón. Ante una de ellas, que muestra un desfile militar en uno de los playones de la pista de aviación y en la que se ven dos aviones Fiat G-222, se daba el siguiente diálogo entre el testigo y el fiscal, Marcelo García Berro:

—Félix Obeso: Bueno, ahí hay un desfile de la fiesta del juramento a la bandera y ahí estoy en el grupo. El que está atrás es un avión Fiat G-222. 

—Fiscal Marcelo García Berro: Seguramente, o a mi me parece, hay dos. 

—FO: Sí, creo que eran dos nomas.

—GB: ¿Recuerda para qué época es esto?

—FO: El juramento creo que se hace para el 20 de junio. El 20 de junio de 1977.
Entonces, para mediados de 1977, el Batallón de Aviación 601 del Ejército ya contaba con dos aviones Fiat G-222, conocidos también por los propios ex conscriptos que fueron declarando en esta causa como ‘Hércules chiquito’. Se está comprobando que este avión, junto al Twin Otter, era de los utilizados para llevar a cabo los vuelos de la muerte desde Campo de Mayo.

“Si usted va hoy a Campo de Mayo, va a encontrar ampollas de Ketalar, seguro”

Con esta seguridad le respondía el testigo Raúl Escobar Fernández a la doctora Verónica Bogliano, querellante por la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires. Escobar realizó la conscripción en Campo de Mayo desde enero de 1976 hasta aproximadamente julio de 1977. Entre sus tareas estaba la del mantenimiento de la pista, lo que incluía responsabilidades tales como cortar el césped de alrededor: “Nosotros, fuera de la cabecera de pista, encontrábamos unas montañas de ampollas de inyectables. Se llamaban algo así como ketalar, con k. Y bueno, en una oportunidad agarramos una y se la llevamos a un Teniente Primero médico, que no recuerdo el apellido. Y nos sacó carpiendo. Nos dijo que era un poderoso desinfectante, que dejáramos eso y nos sacó. Fue la única vez que lo vi enojado”, contó Escobar. El Ketalar es un clorhidrato de Ketamina, una potente droga que ataca el sistema nervioso central y es utilizada en medicina como sedante, calmante y anestésico. Las ampollas que Escobar encontraba en los alrededores de la pista de vuelo eran inyectadas a las personas antes de ser subidas a los aviones. “¿Eran ampollas utilizadas”, pregunta el fiscal. “Sí, sí, vacías ya”, responde el testigo. Ese médico al que le llevaron las ampollas de Ketalar era un “Teniente Primero, tenía la voz muy finita, bajito, casi tan bajo como (Luis Del Valle) Arce, de pelo morocho y tez blanca”.
La relación que hizo Escobar de esas ampollas con los vuelos de la muerte fue casi instantánea. Al Batallón llegaba un Carrier que cargaba personas secuestradas. Se les inyectaba Ketalar, las subían a los aviones y las arrojaban al río o al mar: “Normalmente lo que pasaba era que una vez por semana venía el Carrier y salía de la pista y se llevaba un avión, no sé quien lo llevaba fuera de pista. Nosotros estábamos entre la quinta de Videla y la policía militar. El Carrier estaba siempre en la quinta de Videla, que estaba custodiada por gendarmes. Normalmente, fuera de la pista, había un caserío que ahí iba el Carrier. Esto según dicho por los chicos compañeros de helicópteros, porque ellos eran los que vivían arriba, en la parte de arriba. Nosotros dormíamos abajo. El Carrier hacía algunas operaciones que no estaban permitidas a los soldados fuera de la pista, en la zona donde se ingresaba cuando se salía hacer un vuelo”, contó Escobar.

Cuando esos aviones regresaban de cometer los vuelos de la muerte debían ser lavados: “Los soldados de la compañía helicópteros nos transmitían que normalmente tenían que limpiar. Hacían la limpieza tanto de los helicópteros como de los aviones y nos decían que habían encontrado sangre, en el Twin (Otter) sobre todo, después de los vuelos esos nocturnos. L a gente que se cargaba en el Twin había sido torturada. Se cargaba en el Twin y se desaparecía” relató el testigo Fernández.

“Yo trataba de darle la vuelta a lo que se comentaba”

Eduardo Maidana contó ante el Tribunal que estuvo destinado a la División Instrucción de Vuelos. En el Batallón 601 estuvo desde el 6 de febrero del ’76 al 23 de junio del ’77. En algunas oportunidades, mientras hacía guardia, vio entrar a una camioneta civil que transportaba personas que “no tenían aspecto militar”. Eran personas de “aspecto desaliñado, pelo muy largo y barba…en esa época no era una característica común a los militares”.

Una vez que ingresaban, las camionetas esperaban “a cincuenta metros más o menos de donde yo estaba y después ingresaban por el frente de los hangares. La vi dos veces: los miércoles y un sábado. Había comentarios de que esas camionetas iban atrás de una arboleda y ahí esperaban a un avión, pero yo nunca vi el avión. Nunca fui a ver si era verdad dónde iban esas camionetas. Esa arboleda estaba del lado de la torre y enfrente de lo que sería la cabecera de la pista, pero había que cruzar toda la cabecera y ahí había cuatro o cinco árboles, y yo me preguntaba ¿cómo van a ir las camionetas allá? y entonces trataba de ver. Por supuesto no le comentaba a nadie, simplemente trataba de darle la vuelta a lo que se comentaba”, contó Maidana.

Camiones o camionetas misteriosas que ingresan al predio de Campo de Mayo y se dirigen hacia la pista; el ruido de los motores y el vuelo de los aviones en plena noche; la droga con la que sedan a las personas secuestradas; el regreso de los aviones manchados con sangre que los soldados deben limpiar. Toda esta información fue recopilada por los testimonios de algunos de los excolimbas que realizaron el Servicio Militar Obligatorio en Campo de Mayo, en el Batallón de Aviación 601 del Ejército. Es mucho lo que han aportado ya en estas pocas audiencias, y quizá sea bastante también lo que hayan olvidado, más de 40 años después del momento de los hechos que se están juzgando. A lo largo de las próximas audiencias de este juicio seguiremos escuchando las declaraciones testimoniales de aproximadamente 100 exconscriptos. La valentía de muchos de ellos sirve para reconstruir y dilucidar cómo operaba la maquinaria siniestra para hacer desaparecer a las personas con esta metodología perversa que se revela en este juicio. 

*Este diario del juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo, es una herramienta de difusión llevada adelante por  La Retaguardia medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores/as independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://vueloscampodemayo.blogspot.com/

0 comentarios:

Publicar un comentario